He vivido en Cartago por mucho tiempo y nunca había visitado el jardín Lankester. Cuando estuve ahí el año pasado, supe que sería el escenario de una futura sesión de fotos.

Diseñé un vestido romántico, con detalles de inspiración japonesa y compré una sombrilla de papel. Pensé que Febrero (por ser el mes del amor) sería el mes ideal para la publicación, pero mi mes resultó ser mucho más de lo que esperaba (motivo por el cuál la publico con tres días de retraso). En Febrero experimenté la importancia de ser agradecida, de apreciar el tiempo compartido con los seres queridos y por último, aprendí que cuando crees, no hay sueño que sea demasiado grande.

Mis hermanas menores se mudaron del país, lo que fue una excusa para pasar más tiempo juntas antes de que se fueran. La pasamos bien y quedó muy claro lo importante que es escuchar y preocuparse por aquellos que a menudo, damos por sentado.

Mi novio y yo tuvimos una cena bonita la noche de san Valentín. Yo quería ir a un bar-restaurante del cuál había escuchado hablar, Rávi. Lo que no sabía de ante mano, era que el lugar era vegetariano. A ambos nos sorprendió lo buena que estuvo la comida. Estoy segura de que no nos importaría comer carne menos seguido si supiéramos cocinar el arroz de jazmín como ellos!

Esa no fue la última sorpresa del mes. El lunes por la mañana, encendí mi computadora para averiguar quién había ganado la rifa de Expo Novia. Básicamente, es una exposición de productos para boda: vestidos, trajes, queques… de todo! El asunto es que la pareja que gana, recibe una cantidad de dinero que puede canjear en productos para la boda. No te podés imaginar la sorpresa que me llevé cuando ingresé al Facebook de Expo Novia y me di cuenta de que entre 1756 participantes, nosotros habíamos resultado ganadores!

Además de una canasta con pasta que se ganó mi familia en un concurso de bingo, porque mi papá era el hombre más alto, nunca había ganado un concurso. Lo único que puedo decir es que cuando las cosas son para uno, son para uno…