Viajando en Kansas: Coronado Heights

Queríamos el lugar para nosotros solos. Nada como un bello atardecer en un sitio nuevo, Coronado Heights, la colina donde aparentemente Francisco Vázquez de Coronado desistió su búsqueda de las siete ciudades de oro.

Nos esperaba una sesión de fotos para el blog, incluyendo los pantalones de mezclilla más cómodos de la vida. Fueron un regalo de Lee Jeans y Kansas City Fashion Week, y honestamente son como usar leggings. Si supiera como, podría escalar montañas o hacer splits con estos jeans.

El punto es que buscábamos las condiciones perfectas… la luz dorada del sol, el sitio histórico, la soledad que hace más fáciles las fotos (sin miradas curiosas).

Cuando llegamos habían dos personas, un hombre de mediana edad y (asumo) su hijo, quien estaba montado en una motocicleta y se preparaba para la aventura. “Está bien”, pensamos, “podemos compartir el lugar con ellos.”

Depués de cinco magníficos minutos de “soledad compartida” empezaron a llegar los carros; uno tras otro…

Terminamos compartiendo nuestro sitio perfecto, y recorriéndolo al lado de unos treinta exploradores más. Combatimos contra los mosquitos, escuchamos la música elegida por otros, aceptamos tomarle más de una foto (por aquello de ojos cerrados) a una familia desconocida. Entendimos que aunque a veces queramos, no estamos solos, y que al fin y al cabo, eso no es tan malo. En lugar de cuatro personas contentas mirando el atardecer, fuimos muchos; conviviendo con semejanzas y diferencias.

Cuando el sol se escondió por completo, regresamos al carro; al camino de polvo que baja bordeando la colina, y que luego se extiende hacia el horizonte. Parece interminable, al lado de los campos. Nos queda mucho por recorrer.